16 noviembre 2023

Letargo

Escribo tumbado. Ríos de pensamiento que fluyen a través de mis dedos. Son ideas que pasan como un carrete esperando a ser revelado. Es una nueva historia cada día. Qué digo cada día, cada minuto.

    Como un maestro de marionetas que ha perdido el control sobre sus obras. Ya no hay hilos que mover porque ahora los mueven otros. El público espera una obra maestra. Pero, ¿qué público? La actuación es de puertas para dentro. Nadie sabe que existe. A nadie le importa. Nadie tiene nada en cuenta, no se fijan o no quieren hacerlo. Y todo se va difuminando, diluyendo, desgastando. Baja el telón y todo sigue igual.  

Y esos dedos que antes escribían ahora sangran. Esos ojos que antes veían ahora lloran. Hace que esa mente que antes volaba a veces viaje dando tumbos. No es prisionera de nada, de nadie. Se ha acostumbrado a vivir de un impulso recurrente y ha entrado en un letargo incómodo y atribulado.