16 noviembre 2023

Letargo

Escribo tumbado. Ríos de pensamiento que fluyen a través de mis dedos. Son ideas que pasan como un carrete esperando a ser revelado. Es una nueva historia cada día. Qué digo cada día, cada minuto.

    Como un maestro de marionetas que ha perdido el control sobre sus obras. Ya no hay hilos que mover porque ahora los mueven otros. El público espera una obra maestra. Pero, ¿qué público? La actuación es de puertas para dentro. Nadie sabe que existe. A nadie le importa. Nadie tiene nada en cuenta, no se fijan o no quieren hacerlo. Y todo se va difuminando, diluyendo, desgastando. Baja el telón y todo sigue igual.  

Y esos dedos que antes escribían ahora sangran. Esos ojos que antes veían ahora lloran. Hace que esa mente que antes volaba a veces viaje dando tumbos. No es prisionera de nada, de nadie. Se ha acostumbrado a vivir de un impulso recurrente y ha entrado en un letargo incómodo y atribulado.


30 octubre 2023

Condena

        

             Divagar porque es lo que mejor hago. Eso y procrastinar. Qué vida, ¿no? Pero es que no es vida, es una condena. Es querer arrancarme la ropa y con ella la piel. Deshacerme de todo lo que soy y convertirme en nada. No quiero ser ni siquiera una sombra. Quiero borrar mis huellas y que mi existencia no fuera tal. Desaparecer, que no quede de mí ni un recuerdo en la mente de nadie que me haya conocido. Librarme de esta carga y librar al resto de la misma. Nunca he sido tan feliz y a la vez nunca he estado tan triste. 

            Y no es que sea peor que nadie. Es que, a pesar de estar rodeado de gente, estoy solo en este puto mundo. Y no es algo que me moleste porque eh, la soledad es algo de lo que disfruto. Pero me canso. Me aburro. Nadie está a la altura y yo no me voy a rebajar. No voy a cambiar. No es debilidad, no es soberbia ni ego. Es la realidad de mi atadura. 

            ¿Expectativas? Ninguna. ¿Ganas? Menos todavía. Ni yo estoy preparado para este mundo ni el mundo está preparado para mí. Y ya he vivido mucho con esto como para querer seguir haciéndolo. Porque, repito, esto no es vida, es una condena. Condenado a vivir, condenado a ser y condenado a existir. Soy único, soy diferente, soy irrepetible e inigualable. Y yo lo único que quiero es dejar de ser.